"Luego me lo encontré en una aplicación, el chico que había conocido en la vida real, lo volví a encontrar. ¿No te parece alucinante?". Él asiente.
Todavía no lo sabe, pero esta información es una conexión de otro tipo. Nada que él estuviera contemplando en su cabeza. De repente lo dice, lo deja caer, intrépido: "Tengo un gato". "Ohh", ella ronronea.
Quién sabe. Él, como Marte o la luna, podría convertirse en objeto de conexiones y exploraciones. Se quedan hablando del gato, que si por la noche necesita cazar.
Pago mi cuenta. Me levanto. Hay citas que tienen mucho mérito.