¿Qué es algo bueno? Llevo días pensando qué decimos cuando deseamos. Septiembre no puede tener otro título y empieza con esta pregunta.
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Estuve el fin de semana pasado con Sócrates, Aristóteles y Platón. Empiezo el Posgrado en Educación Clásica y Humanidades, sin pantallas, sin prisa y lleno de la sabiduría que nos legaron.
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Me gustan las peculiaridades de los trabajos en las vidas. Tengo una amiga que es periodista de radio y televisión y pide la Coca-cola sin hielos. Lo pide con la misma tranquilidad con la que yo tengo que dejar el móvil encima de la mesa con sonido por si pasa algo en el trabajo. Los profesores no pueden pedirse un día con la soltura del resto, los libreros después de venderte el libro aún guardan horas de trabajo de desembalaje e inventario.
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Me debato entre ducharme y escribir en el blog. Vengo de hacer deporte y traigo cierto aire de invencibilidad (mientras lo escribo confundo la palabra, y me parece bien, también traigo de eso). Decido escribir primero, pocas veces me siento ganadora, sobre todo frente al teclado.
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Hoy he ido a la Llibreria Ramon Llull. El poeta Julio Espinosa Guerra presentaba su poemario 'Secuoya'. Durante el turno de preguntas, Espinosa ha lanzado unas preguntas al aire que me han dejado pensando en el camino de vuelta a casa: ¿pensamos lo que es o lo que soñamos? ¿Qué habitamos? ¿Cuál es el lenguaje: el que nombra lo soñado o el que nombra lo que es?
Respecto a su poemario, rescato un verso que redime el hogar roto de ‘Secuoya’: "Porque la primera piedra fue verdad".
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Hay una cosa bien bonita y bien difícil de ser católica confesa: las amistades te piden que lleves bien «las caídas hondas de los Cristos del alma», que nada te lleve al suelo, «tú que tienes fe». No saben lo que piden.
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La cobardía, el dinero, la distancia: tres tumbas.
