Quizá se fume para equivocarse. El ser humano entabla una hipnótica relación con todo aquello que posee humo: el café, el fuego, el cigarro,... Con el calor, con todo aquello que se consume. Para lo eterno siempre habrá tiempo. Uno puede permitirse estar solo con la compañía de un cigarro.
Quizá se fume porque tienes miedo a algo. Podría ser una necesidad encubierta de hacerse daño a uno mismo, para consumir la persona que está dentro de ti. Siempre hay un mismo cigarro pero distintas personas.
Quizá un cigarro no deja de ser una antorcha, una vela que enciendes durante cinco minutos para pedir ayuda. Una cerilla con la que encender una pena, la melancolía o revivir esa tarta de cumpleaños.
viernes, 26 de diciembre de 2008
jueves, 11 de diciembre de 2008
Hojas sin nombre
Un examen, una redacción o una suma. Para todo eso pedían que sacáramos una hoja y pusiéramos fecha y nombre. Luego a entregarlo y esperar que, una vez ya evaluado, dijeran en alto a quién le tocaba levantarse a la mesa de la profesora. Y al final del todo esas hojas sin nombre. ¿De quién es ésta?, preguntaban. A veces eras tú, a veces no. No dependía de la autoestima ni de querer evitar una mala nota. Esos descuidos se almacenan en unos años en los que apenas importaba ser despistada.
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