jueves, 26 de febrero de 2009
Una sola razón
A veces una sola razón es suficiente. Iría a Egipto para montar en camello. Volaría hasta Punta Cana para verme los pies en el agua del mar o sentarme en un bar dentro de la piscina de un gran resort. Visitaría Cuba para ver esos coches de antes en esa ciudad de antes. Me compraría un café que es casi agua en cualquier Dunkin Donuts de Nueva York. Pisaría China para pisar la muralla. Iría a Croacia para ver ese azul que recuerdo de los paisajes de las fotos que he visto. Me taparía toda para llegar al Polo Norte y tumbarme en una cama de hielo. Cogería un vuelo barato para andar y respirar en las calles amplias de Berlín. Volvería a una ciudad para recordarle. Cuántas cosas y siempre por una sola razón.
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