Quizá no sea más que decidir cuál es el libro que deseas leer y releer el resto de tu vida. Anotar algunas frases, despreciar algunas hojas, descansar todas esas páginas en tu mesita de noche. Abrir y cerrar lo que nos sorprende y aburre. Y entender que, aunque muchos lo desprecien o lo ignoren, todavía existe el placer de la lectura.
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