Se me agolpan las portadas, la dedicatoria del autor, las equis que marcan párrafos y mis subrayados con rectas curvas. ¿Me quedaré sin montones? ¿Qué guardaré con celo?
Que no quiero dejar de leer en papel lo siento con la misma intensidad con la que me empecino en escribir. Y ya me ven, si me leen, que escribo aquí. ¿Por qué no habré de ir a leer, a morir, allí?
4 comentarios:
El ebook no lo veo. Por más que me empeñe sigp sin verlo. ¿Para qué quiero un trrasto que almacena 3.000 libros si yo no pienso leer ni la mitad en lo que me queda de vida?
Escribir sí que es un empeño. Al menos hacerlo no cuesta dinero ni hacemos mal a nadie con ello.
mmm... No sé, Javier. Vi un kindle y no me pareció tan mala idea. No almacenar pero sí tener la posibilidad de llevar el libro encima en cualquier momento. Si no pasas por casa, siempre tienes la posibilidad.
Por supuesto, me olvido de subrayar a mano, del libro físico, de prestarlo.
Voy a caer...
Parece que el corrector automático ha jugado una mala pasada ("abre" por "habré"), si no me equivoco. Resulta paradójico en una entrada sobre el libro en papel y el electrónico. ¡Un gustazo leerte cuando me paso por el octavo día de la semana!
Mil gracias por el aviso. ¡Qué rabia! Había otra errata por ahí. Solucionado. Gracias de nuevo, seas quien seas, jeje
Publicar un comentario