Hay ideas que no tienen hogar. No significan calor. Se proponen y pronuncian. Y eso es suficiente para contemplarlas. Aunque prometan el vacío, aunque sean viento. Aunque esas ideas no hablen de ti, ni de mí. Ni piensen en el que llegará mañana. Hay ideas que no darías a aquellos que quieres y, sin embargo, al resto, se las regalas.
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