Está el hombre frente a un espejo de palabras mal escogidas, escritas y borradas, con coma y sin punto, encabalgando piezas de su vida. Alguna vez alguien ha debido decirte que tienes, entre los ojos, la boca, esas orejas y tu nariz: un poema. Y queriendo atraparlo, has ido corriendo frente al papel a escribir, a confesar, que nunca has sido bueno.
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