Pregunté a dos personas por su idea del paraíso. Una no le dio más vueltas y yo no le pregunté más. La otra me habló del "cielo espiritual".
Seguí preguntando. Les pedí una imagen. Pero el paraíso físico tuvieron que ir a buscarlo a su infancia. Allí también lo encontré yo. Tengo los colores y objetos de ese lugar que un día creó la niña que fui. Ahora, como adulta, me confieso incapaz de decorar mi castillo. No me sirve el paraíso de una niña y esta mujer no encuentra otro.
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