Estoy que me duermo, la semana entera, cuando va y me desvelo. Llevo días de filo de madrugada, leyendo, apurando horas, de vuelta con la democracia. Las multitudes siempre me dejan un sabor agridulce, los políticos me secan la boca. Qué pegajosa es la telaraña que se ha urdido y qué difícil despegarla de la piel de esta joven España.
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