miércoles, 8 de junio de 2011

Lazarillo

Un ciego, además de tú y yo, caminaba por la calle. Con una mano sujetaba la correa de su lazarillo, con la otra el asa que marcaba la dirección del animal. Quien quiere, de alguna forma, encuentra la manera de ver.

1 comentario:

Komyc dijo...

Adoro que me provoques un pequeño escalofrío acompañado de una cariñosa sonrisa de orgullo y sorpresa.