Es compleja la puntada sin hilo. El pensamiento lleva tras de sí carrete. Y encima empeñados en entrelazar las vidas, líamos, todavía más, mantas a la cabeza. Consiste en poner varias manzanas al aire y conseguir que el salto al vacío, el miedo a la gravedad y la dudosa mano que te sostiene fluyan y parezcan que fueron creadas para ese devenir.
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