sábado, 26 de julio de 2014
Santa Ana
Me gusta tanto mi santo que sólo necesito despertarme para celebrarlo. Y el resto del día, por añadidura -oh, mi palabra-, se van sumando las felicitaciones más insospechadas. Al santo de una llegan desde todas partes, porque son días compartidos y lugares comunes. De tanto avisar, ya tengo a los cercanos concienciados de que es un día grande -y ejercen en consecuencia. Y en lo que va de día -en un artículo leído, un tweet recibido, una persona conocida, un mail felicitando- sólo he visto que regalos. Y tan agradecida que me voy a celebrarlo.
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