Cuando llega la noche desaparece el disfraz. Se desliza como la seda sobre la piel hasta llegar al suelo. Me quito la profesión y vuelvo a los sueños y el ocio. Recupero la mente de la estudiante que consumía la noche antes del examen. Los hombros nunca se olvidan de que habrá un despertador mañana.
No parece buen momento para ganarse la vida. Sin embargo, sabe que si fuera por ella, nunca lo sería.
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