Era medianoche y mi hermana preguntó si por fin había podido abrir la maleta. Esa tarde el baile de combinaciones en mi cabeza no había finalizado con éxito. Seguía cerrada. "Eso le ha pasado a todo el mundo. No eres la primera, ni la última", me dijo mientras recogía para irse. Entre trago y trago de agua me quedé pensando; "No eres la primera, ni la última". Y para todo, eso me consoló.
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