Chip estaba frente al espejo, terminando de maquillarse. Vio pasar a Chop por detrás y le dijo: "Tengo hambre". Se levantó, se colocó los pedientes y le preguntó: "¿Voy bien?". Chop se anudó la corbata y le sonrío de medio lado: "Estás para comerte".
Eran las diez de la mañana cuando Salva se despertó. Pasó distraído frente a la jaula de los hamsters rusos, dirección a la cocina. Cuando volvía, con un café en la mano, se extrañó de ver una mancha lisa de pelo sobre el serrín. La jaula sólo encerraba un pellejo.
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