Pongo, a veces, la desgracia en el otro lado del borde por donde me insinuo. El camino con exageraciones es más cómico. Y ando entre la voluntad tozuda y esa nada tan humana. Conformo una viñeta de enredo personal que logra obviar el cansancio mio y de mí. El vértigo del día a día me lleva por esos lares. Y tengo un momento, de vez en cuando, ahora mismo por ejemplo, que juraría que cuando duermo soy la mujer más feliz de mi cuento.
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