Está lloviendo todavía. No cesan las gotas, ni los charcos.
Sé que llueve mucho porque me apetece quedarme en casa y no puedo. Más tarde, en los informativos, me hablarán de los cultivos dañados y los pueblos en alerta roja. Espero que no sean los que salían anteayer pidiendo agua para sus tierras. En ese caso habrá alguien que escucha, atiende y complace.
Sé que llueve mucho porque apenas puedo salir al balcón sin mojarme las zapatillas de ir por casa. Pero lo sé sobre todo porque, en mi casa vieja, el agua de fuera está llegando dentro.
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