Si alguna vez nos hubiéramos puesto los zapatos del éxito, si hubo un día que apreciaste el sabor de la miel, si las gotas de sudor fueran derramadas con sentido y destino. Si te jugaras tu nombre con el honor que lo hacía tu padre...
Si comprendieras la complejidad de la cima y su tentación. Si tú, el que se ofreció a ser el último, fueras el primero en subir. Si la mujer fuera tu hermana y el hombre tu padre. Si tener el corazón blando fuera posible. Y si no fuera necesaria la voluntad de hierro y la ilusión firmara cada paso. Si hablásemos de otras riquezas. Si supiéramos de eternidad. Si pensara en ti antes que en mí. Si la crítica no fuera el reflejo de la corteza de mi alma. Si pudiera mantener el momento en el que más te he querido. Si te acariciara más.
Si pudiésemos leer todo lo que se escribe con bondad con una mente buena. Si la belleza tomara mis ojos y corrigiera esta ceguera. Si se descifrara la verdad sin heridas. Si las cicatrices no fueran peajes amargos. Si la piel no quedara marcada. Si ese olor me esperara siempre. Si no tuviera que sufrir por la salud de mi perro. Si todo fuera más fácil y yo no me acomodara.
Si yo te viera subir y tú te acordaras de saludar desde arriba. Si pudiéramos ser el amor y la razón de una existencia creada y protegida.
2 comentarios:
Las hipótesis de pasado encierran la más triste de las melancolías.
Tendré que patentar las hipótesis a otro mundo...jeje
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