El brócoli estaba en la olla y los champiñones en la plancha. La preparación de la comida se desarrolló bajo la supervisión de mi perra, sentada en mitad de la cocina.
Tenía hambre y las verduras iban para largo, así que abrí la nevera y troceé un pepino. Lo coloqué en un bol y me apoyé sobre la encimera, a esperar. Entre rodaja y rodaja vi como mi perra, solidaria, se acercaba a su comedero y mordisqueaba algunas bolas de pienso.
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