Es curioso el bucle de la Iglesia. Quedan atrapadas en él todas las opiniones políticamente correctas -las que van en contra-. No hay manera de salir. Y todos rondan alrededor de la misma cuestión: Los pederastas ricos asolan la ciudad, robando hasta los servicios públicos. ¡Confiesan! Sí, sí, los muy animales escuchan a quienes -voluntariamente- se acercan a esos confesionarios donde ahora sí, ahora ¿eh?, dan el perdón a las que abortaron. Una mirada low cost para grandes cuestiones. La Iglesia, junto al cambio climático, la derecha malota y cuatro tópicos baratos, fáciles de repetir. Y unen. Unen muchísimo a la gente. Hombres y mujeres se jalean, como machotes, a ver quién es más correcto con sus tiempos, los que ahora corren.
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