Tener sobrinos ayuda a conocer más de cerca al Ratoncito Pérez. Su 'modus operandi', debilidades y tamaño. "Arriba olía a ratón", juraban. Por lo pronto sé que su perfume es un poco más suave que el del perro. También abordaron el tema de su inteligencia. Dejaron junto al diente un diamante -aseguraban- y el amigo Pérez se fue con la joya, dejando el marfil para la próxima. "Qué tonto el ratoncito", decían. Y es que ya tienen en mente volver a seducirlo esta noche con el dientecito olvidado. "Y así me traerá otro regalo", se pavoneaba aquí mi sobrina la mellada. Desde luego que no me atrevería a entonar 'colorín, colorado'.
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