Llevo dándole vueltas algunos días, y algunas noches, al mosquito que ronda mi oreja. Lo oigo desde el sueño más profundo, lo intuyo y lo temo. ¡Maldito sea! Se pasea valiente frente a los aparatejos que buscan su extinción. ¡Qué zumbidito tiene!, ¡qué nerviosa me pone! ¡Qué mosquito tan típico! No le basta con picarme que me viene con las escuchitas, a firmar la faena.
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