Me encanta ese mundo lleno de tonterías. De libros, series y películas. De mensajes, cartas y bromas recurrentes. Las mismas risas por las mismas cosas. Mirar y suficiente. Adivinar conversaciones, volver a escuchar dos veces la misma historia. Ese hablar por hablar. La llamada del día siguiente, la tarde de no hacer nada, la música en el coche. Los bailes para divertirse. Esa ausencia de pose. La comedia y el drama, como si de una buena telenovela tratara esta vida en la que tanto me río.
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