Cambia el día y abro un libro que ya he empezado, con trozos subrayados. Pero no recuerdo haberlo leído, aunque me vuelvan a gustar esas mismas frases. ¿Qué pasa con esta cabeza? Encima de cansada -lease el párrafo anterior- no tiene memoria de elefante.
Salto al vacío con las páginas que me gustan. Sé -que ya nos conocemos- que no volveré sobre ellas con mesura, ni a propósito de nada. ¡Qué más quisiera que citarlas! Me concentro y las paso, y veo el precipicio. ¿Ya las he olvidado? No. ¿Y ahora? No. Pero me iré con el ala de una mosca.
Que me perdonen las estanterías. Hubiera querido empezar antes y no olvidar nada.
2 comentarios:
Esta me ha encantado. 100% identificada, por eso será. Y porque está muy bien escrito. El mechero, el ala de una mosca... ¡hallazgos!
Gracias por las visitas.
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