Hay guerras que no son guerras, tonterías que nos desvelan. Aunque el día transcurra sereno, algunas noches se sublevan y andas más de lo que quisieras.
Es por eso que digo que hay guerras que no son guerras, pero lo parecen. Incluso hay quienes te acompañan y en filas bates la zona, liberándola de enemigos. Después, y a duras penas, te deslizas sobre tu saco y duermes la batalla.
Hay guerras, que sí, que las hay, que dirías que lo son, pero no lo son. No, no, casi nunca son guerras. Si lo fueran no podría ponerme a escribir sobre ellas, estaría librándolas. Exagero hablando de guerras que no sé si son pero a veces me lo parecen.
No quiero ni mentar la palabra batalla, aunque no sea exactamente una guerra. Porque sin ser guerra, estoy luchando con el valor que se le presupone a una.
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