jueves, 16 de septiembre de 2010

Nana de la cebolla

No quieres llorar la pena, pero la pena se llora. Estás ahí, rezagada, en la esquina, apretando los puños. No tenías razón, por eso, tírate al suelo y llora la pena.

Te dirán que no se llora, y si se hace, que entonces nunca más dejarás de llorar. Ni caso. Llora la pena. ¡Qué miedo tan atroz a la lágrima! Pero si es pena... Y se llora.

¿Sabes lo que vendrá luego? ¿La locura? ¿La tristeza? ¡Pero si sólo es pena! ¡Y se llora! Después, después, después y durante, vendrá la vida, que a veces es pena, pero se llora, y entonces y antes, en el fondo, te sujeta la alegría.

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