jueves, 31 de marzo de 2011

El día

Hoy en el despacho alguien ha dicho: "El día que yo invente una palabra...". Me he quedado pensando. Lo he repetido por dentro y he puesto una entonación solemne: "El día que yo invente una palabra...". Más tarde me ha dado igual eso de aportar nuevos términos. Pero me ha quedado la íntriga del día. "El día que...". ¡Cuántas cosas caben en ese día!

viernes, 25 de marzo de 2011

miércoles, 23 de marzo de 2011

Sin noticas de la suerte

Dar a quien se lo merece es lo menos revolucionario que hay. El orden de las oportunidades hunde a quien esperaba el último tren de la aleatoriedad.

Alfabetización

No aprendí a leer para perderme entre líneas. En los orígenes, fue una fiesta de vocales y consonantes. Frases cortas, mensajes claros, palabras familiares. Mamá, papá, casa y perro. Es la estructura más bonita que recuerdo. Y ojalá pueda acabar los días dentro de mis primeras palabras.

martes, 22 de marzo de 2011

Gorrión en la lluvia


Cada paso mío era un saltito del gorrión. Llovía, pero el pájaro, erre que erre, por delante, llamando mi atención. He sacado la cámara y se ha ido volando. Seguro que me ha piado: "Fotos, no".

lunes, 21 de marzo de 2011

Ciudadana del mundo

No puedo evitar pensar a lo grande, lamentar la lejanía. Quejarme en considerables dimensiones. Etiquetas como Japón, Libia o la corrupción. Y mientras tanto tengo el corazón en lo pequeño, en las letras, atribulado en aquello que leo. Pero me suelo ir de viaje más de lo que quisiera. Parto sola y sufro muchísimo en las batallas que libro. Vuelvo sin sangre pero con heridas. Las desinfecto con ron y sonrío. He aprendido que molesta la tristeza.

jueves, 17 de marzo de 2011

Claudicar

Reconozco cuando ya no da de sí nada. Rincones de tierra donde se esconden mitades. No hay cuatro paredes, el mundo está montado al aire. Obviaron lugares para sujetarse. Parece que quisieran vernos caer.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El arte de comprar

A veces compro libros para cambiar mi vida. Un ímpetu que me arrastra a la librería. "El arte de la guerra" fue el último que adquirí y no he leído. Pasado un día se diluyó mi afán. ¡Qué breves son mis inquietudes! Maldita fecha de caducidad.


No preguntes por quién

No hablo porque no sé. Y escribir... Reconozco haber escrito sin saber. Me he retirado hasta mi colchón y miro con el nórdico arrebujado a mi cuerpo. Asomo los ojos. Cada página que visito hace más intenso el terremoto. No puedo continuar como si nada. La vida, a veces, no sigue igual. No es pena puntual, tristeza actualizada. Es que es cierto, las campanas, cuando doblan, llaman a todos.

martes, 15 de marzo de 2011

Molinos de pólvora

Tengo una perra a mi cuidado. Un Quijote cuando sólo llego a escudera, un Sancho cuando entre libros me creo Saavedra. Es mía, pero ella hace de su capa un sayo y me pertenece cuando lo considera necesario. Hoy ha venido, con las orejas y creo que todo su cuerpo trastornado. No es fallera, no, no, creo que no le gustan los petardos. Y me busca, me dice, sí, sí, me dice: ¡dueña! Y yo la acojo, me olvido de su talante atolondrado, y la rodeo. Sé que algo se ha calmado. Fuera hay ruido, sigue explotando, pero sabe que ha llegado a casa: Cervantes (¡uy, sí!) la ha salvado.

Último puesto

Hay fracasos que vuelven de madrugada y se deslizan sobre derrotas. Da igual la velocidad o la fuerza con la que impacten, el golpe llega, ahora ya, amortiguado. Y estamos todos juntos, sí, también revueltos. Miro hacia el cielo, pero las casas ya no son lo que eran, ahora las sostienen ladrillos y, desde aquí, boca arriba, sólo alcanzo a ver el techo.

domingo, 13 de marzo de 2011

Mi palabra favorita

Hay una palabra que lo llena todo de música. No sé decirla como me gusta escucharla. Pero ahí donde aparece, afino el oído y disfruto de mi pequeña canción. No es sólo bonita, para colmo, excesos de la vida, es mágica. Cada vez que alguien la pronuncia, se vuelve a hacer la luz. Es una palabra que ilumina un domingo, podría con la semana entera. Sola o acompañada, final apoteósico de cualquier frase que no entiendo. Por favor, que no dejen de decirla, que no me canso de escucharla: "V-o-i-l-à".

sábado, 12 de marzo de 2011

Oficios

Es difícil explicar que quiero escribir y no lo hago. "No quieres tanto", me digo. Lo mismo deben de estar pensando. Ahora mismo sólo llego con vendas y alcohol de 40 grados, y aplico sobre la herida, que sangra con el abecedario. Estoy desinfectando la zona mientras me preguntan por negocios y oficios. "No sé para cuándo...", y tras una pausa, añadiría: "No sé para cuándo hacer negocio con tanto llanto".

jueves, 10 de marzo de 2011

A ver

Voy a cerrar las ventanas donde me siento a esperar. A ver si así entro y salgo por la puerta. Si así empiezo a razonar. Si así dejo de construir historias tontas. A ver si así empiezo a madurar.

...

Antes de que me lo pregunten, yo lo digo. Si tuviera que escoger algún signo de puntuación sería los puntos suspensivos. Escriben lo que no se ha articulado. Mi forma de callar, o dejar frases a mitad. Un río, una corriente que advierte. A mi pesar, no puedo dejar de...

La unión hace la fuerza

Ríen y se asean las letras con lector. Presumen de acentos, mayúsculas y pensamiento. Ellas, de vocación literatas, entienden el sacrificio: mantener el orden en pro de la palabra.

miércoles, 9 de marzo de 2011

El placer de equivocarse

Estoy buscando un fracaso, el pellizco de vida que escuece. Respirar una bocanada de aire sucio. Rendir pleitesía a quien no se lo merece. Una falta de ortografía. Fallar a sabiendas, quemar sueños, sentir mentiras.

martes, 8 de marzo de 2011

Otra de crisis, por favor

En una mala hora de esta tarde tonta he entrado al trapo de un debate hipotético de si existe el amor para toda la vida. El despacho se ha revolucionado. Ateos refutaban los débiles argumentos de una ridícula creyente. No quise ponerme pejiguera, el tema no iba con el amor. La crisis es de amantes.

Árboles, madres e hijas

Nunca he escrito sobre mi Flamboyán y adoro hablar de plantas. Bueno, en este caso, se trata de un árbol. Pero todavía es pequeño. Ha estado al borde de la muerte. Lucía verde y adornado, pero llegó el invierno y lo descuidé. Ha sido demasiado frío para los dos. En un último intento, después de mirar por la ventana cómo se le apagaba la vida, lo rodee con plástico. No sirvió de nada. La que fue útil, decisiva, fue mi madre. Lo arrebató de mi balcón y lo llevó a una esquina de la casa, cálida. Lo podó. Quedaba un tallo, ah, y vida. ¡Está viva!, me dijo. Y así era. El primer árbol que planté pensé que había muerto. Pero siempre está la madre, ay, mi madre, para redimir las desidias de la hija.

lunes, 7 de marzo de 2011

Ahogadillas

Cuando el día es soleado, el ánimo se va con las mariposas y se pierde. Los tiempos de dicha son torpes. Pero la reciedumbre de la tristeza enseguida nos encuentra. Una voz lejana que moldea los anhelos. Subimos y bajamos, inmaduros, hasta encontrar la cruz de la moneda. Lloriqueas y confiesas haber aprendido a pedir. Ahoga el alma, la vuelve a sumergir. Lleva su tiempo aprender a suplicar.

Mi primer día de avestruz

El día se hace largo y después llega la semana. Y no soy una avestruz pero reivindico mi derecho a serlo. No se me ha concedido la respiración bajo tierra, pero querría guardar, por un tiempo, ojos, orejas y corazón. Sin dramas. Un momento, que ahora vuelvo, y cabeza al suelo. 

sábado, 5 de marzo de 2011

viernes, 4 de marzo de 2011

Aprendiz de todo

Voy a construir sueños pequeños. Aprenderé el arte del detalle en el uso del cincel y el martillo. Necesitaré rigor y disciplina. En temas de arte minúsculo corro el riesgo de prescindir de adornos y reproducir la realidad.

jueves, 3 de marzo de 2011

Mel de romer

Existen los rinconces enrevesados. Una vuelta de la esquina repleta de pasión y filosofía. Desde fuera, avisan: ¡asceta!, ¡pedante!, ¡aficionada! Pido silencio, la cursilería es el peaje del alma.

Precariedad

Me gano los fines de semana, la vida entera no me alcanza con el sueldo.

martes, 1 de marzo de 2011

El ciprés, una y otra vez

Es increíble que hace una semana las palabras bailaran. El salón lleno de música y los visitantes alborotados. No parece la misma habitación. La sombra de los días de fiesta es alargada.