lunes, 21 de marzo de 2011

Ciudadana del mundo

No puedo evitar pensar a lo grande, lamentar la lejanía. Quejarme en considerables dimensiones. Etiquetas como Japón, Libia o la corrupción. Y mientras tanto tengo el corazón en lo pequeño, en las letras, atribulado en aquello que leo. Pero me suelo ir de viaje más de lo que quisiera. Parto sola y sufro muchísimo en las batallas que libro. Vuelvo sin sangre pero con heridas. Las desinfecto con ron y sonrío. He aprendido que molesta la tristeza.

3 comentarios:

Castri dijo...

¿El ron -dulce- para compensar lo amargo de esa sonrisa?

Ana dijo...

El ron no necesita razones ;)

Corina Dávalos dijo...

Cada vez escribes mejor...